lunes, 20 de noviembre de 2006

Un dios cansado


Un dios cansado de prodigios habita el sueño.
Transita insomne el intrincado espacio
donde la voluntad abandona los deseos
y la razón recluye sus temores.
Teje su afán de pensamiento alado vastos viajes, sendas reticulares...
hasta el primer latido, desde la última imagen
gravitan intactos recuerdos inmemoriales.
Alzan el vuelo los elementos que su mano elige,
nos muta en actores de un guión que ignoramos.
Recién eclipsado, al despertar, parecía nuestro
pero es su veloz capricho quien distribuye el escenario
y nosotros torpes piezas sobre el tablero de un juego ignoto,
ignorantes de la suerte o la derrota de nuestro destino,
pronunciado a voces en su lengua sin sonido.